lunes, diciembre 27, 2004

Disco USB

Ángel miraba hacia el infinito, con la vista perdida entre los edificios que se alzaban ante su ventana. Parecía estar ausente. Se diría que nada de su entorno le importaba ya. Pero un buen observador no hubiese pasado por alto determinados detalles que revelaban mucho más que pura desidia. Sus ojos se movían rápida, casi imperceptiblemente, hacía la esquina inferior izquierda de la pantalla donde un software le informaba del estado de la transmisión. Este gesto se alternaba con otro más revelador, sus dedos repicaban impacientes a la finalización del envío. Una leve sonrisa, no libre de cierto resentimiento, se escapaba por debajo de su bigote.

De repente algo le asustó. Cogió el teléfono y marcó un número en el sobremesa, al otro lado una voz le atendió.
- Aló!
- Marta, por favor, baja al despacho y mira si hay una caja metálica sobre el escritorio.
- Sí, aquí está.
- Muchas gracias, no toques nada por favor.

Marta volvió a conectar la caja al cable que sostenía entre sus manos mientras Ángel se levantaba con paso seguro hacia el despacho del director.

lunes, diciembre 20, 2004

El aprendiz

A Pablo le faltaban pocos días para jubilarse y durante las dos últimas semanas había estado instruyendo al recién licenciado que ocuparía su lugar en la compañía. El chico no era tonto, pero le faltaban tablas y eso era lo único que Pablo no podía traspasarle, la inexperiencia sólo se cura con el tiempo. La verdad es que ahora, cuando definitivamente veía las tijeras cortar el cordón umbilical que le ligaba a la empresa, Pablo se estaba divirtiendo. No había disminuido su profesionalidad, de hecho nunca había sido tan puntual en la hora de entrada, pero sí adoptaba una actitud más relajada. Es posible que esa nueva forma de afrontar la cotidianeidad fuese la responsable de que la eficiencia y la eficacia en su trabajo hubiesen mejorado exponencialmente, sin desatender en ningún momento la nueva tarea de formar al ingeniero. Pero de vez en cuando Pablo se permitía gastar algunas bromas a medio plazo, como pequeñas bombas de relojería para que se acordasen de él cuando ya no fuese parte integrante de la plantilla. Ahora, en el presente sólo Pablo se reía. Se le escapaban pequeñas sonrisas en la cafetería, leves muecas en los pasillos e incluso debía esconderse tras la pantalla del portátil o en los baños cuando no podía reprimir las carcajadas. El resto de compañeros atribuían el cambio de humor a la inminente jubilación, hecho que le provocaba aun más risa. Hoy ha activado una de esas bromas cuando le ha dicho a su pipiolo que, después de cinco días revisando las funcionalidades y analizando los procesos, ya sabía todo lo que necesitaba sobre la plataforma. Y el muy berzotas no se ha dado cuenta de que todavía nadie le ha explicado como apagar y encender la computadora.

lunes, diciembre 13, 2004

Los tres reyes

Gaspar iba recordando las indicaciones que amablemente les había ofrecido el pastor cuando una fuerte luz, que brillaba con más fuerza sobre el resto de las existentes en el firmamento, acaparó toda su atención. Redujo la marcha hasta detener los caballos y obedeció las órdenes proferidas por un ente con aureolas brillantes alrededor de sus vestimentas.



Central... Central… Hemos interceptado a un marroquí, un rumano i un senegalés con el maletero lleno de algo que asemeja oro y plata… Parece ser que es atrezo… Pero también portan una materia compacta que desprende un fuerte olor dulzón… ¿Alguien puede buscar en la guía de estupefacientes si aparece alguna sustancia con dichas características?

lunes, diciembre 06, 2004

Un segundo

En honor a la verdad, la idea me atormentaba. El miedo corroía mi alma y, aun consciente de que no existía alternativa, retardaba los acontecimientos. Sin desearlo, mis manos se amurallaban sobre el vientre, protegiéndolo del dolor. Padecía con el simple hecho de imaginar como el tiempo pasaba y la sombra de mi propia decisión se cernía sobre mí.

Pero ahora el único sentimiento que experimento es el placer. En este preciso momento sé que toda mi vida tiene un sentido: poder ver sus ojos mientras mi cuerpo se estremece por la penetración. Las fuerzas se escapan de mi cuerpo en este instante sublime y la sangre aún caliente resbala sobre mis muslos para teñir el tatami de rojo. No permitiré que mis párpados descansen y les ordenaré que se mantengan firmes ante su mirada. Mientras un sentimiento de orgullo se apoderará de mí, otorgándome un último segundo de gloria.

Sólo el filo de acero podía limpiar mis actos y con su fría justicia devolver a mi amo la gloria que había traicionado. Porque no hay mayor honra para un samurai que morir ante su dueño.

lunes, noviembre 29, 2004

Declaración de intenciones

Los lunes al blog nace por la misma razón que nacieron los primeros weblogs: la comunicación en un grupo.

En este caso se trata de lo que se podría denominar un café literario. Aunque la cerveza y, en ocasiones el vino, sustituyen al negro placer y las aportaciones (propias, no puedo juzgar al resto de componentes) no se acercan a la literatura ni en el formato.

Cada lunes se publicará en este pequeño espacio un cuento para que las miradas de mis compañeros encuentren los agujeros negros por los que se escapa el verdadero arte.

Y, quizás, para que tú lo leas.